En la previa de la operación pensaba mucho en el postoperatorio. Me preocupaban los eventuales dolores, la higiene general y la íntima, cuestiones todas inherentes a una situación como ésta, esperables sabiendo que me colocarían una prótesis de cadera.
Y viendo todo el aliento que recibía en persona pero fundamentalmente a la distancia (a través de Facebook y Whatsapp), sabía que tenía la compañía asegurada.
Llevo un cachito más de un mes de reposo en casa. Sé que no es la condena de nadie, pero si no fuera que tengo la cama junto a la ventana, se me haría muy difícil el encierro. Y si no fuera por mi esposa y mi hijo, por mi hermano y algunos otros pocos, moriría de aburrimiento.
Galileo tenía razón: la vida no gira alrededor de nosotros. Somos apenas una partícula dentro del Universo.