El código Morse –ideado por Samuel Morse en 1832- consiste en combinaciones de puntos y rayas para formar letras y palabras, muy útiles en comunicaciones mediante el telégrafo. La letra A se escribe con un punto y una raya (·-), la M con dos rayas (--), pero la Q se simboliza con dos rayas, un punto y una raya (--·-). La T es una raya (-) y la E, solamente un punto (·).
Los telegrafistas –y más aún los radioaficionados que practican esa modalidad de comunicación- se valen de abreviaturas de tres letras en Morse para sintetizar una frase entera. Así, por ejemplo, “QTE” hace referencia a la posición geográfica de las estaciones que mantienen una comunicación. Pero sucede que, tal como se explica en el párrafo anterior, si a la letra Q (--·-) la descomponemos en dos partes, nos estaría quedando una M (--) y una A (·-).
La chanza que suele hacerse a los operadores novicios en telegrafía es ponerlos a hacer “QTE”, con la oculta intención de que preparen y ceben MATE. QTE, un fonema que, con un poco de imaginación y buena voluntad, hasta puede sonar a guaraní.