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viernes, 22 de abril de 2022

Chau teléfono, chau


El 1º de abril de 2022 oficialmente dejamos de tener teléfono de línea fija. Si bien prácticamente lo usábamos sólo para pedir alguna que otra pizza (a veces pasaban meses que ni siquiera para eso) o colgar intempestivamente ante cualquier encuestador o promesante electoral, lo vamos a extrañar.
En el arranque de los ’90 llegó a casa con otra identidad que la que tenía ahora. Faltaba aún que habilitaran la línea pero ya habían colocado el aparato sobre una repisa del living. José era bebé, no caminaba aún y estaba cerca de ese mueble en su sillita alta de comer. Milagrosamente el teléfono comenzó a sonar por primera vez y él empezó agitar los brazos y las piernitas con cara de alegría, como si también él estuviera esperando tener el servicio tan deseado.
 
La línea no era digital y sufríamos los incordios comunicacionales de esa época: comunicaciones ligadas. En nuestro caso, luego de prolija escucha pudimos dar con la identidad de un periodista a quien muchas veces llamaban para comentar humorísticamente las noticias fuertes del día en aquellos tiempos del menemismo. Pero lo hacían a las 3 de la mañana, después del cierre de edición y con los diarios frescos en la calle. Otros tiempos…
 
Pedimos un cambio de línea pero Telefónica no daba solución ni respuesta. Entonces pedimos detalle de llamadas realizadas. Como eso sólo era posible en las líneas digitales, no tuvieron más remedio que hacer el cambio. Y llegó el querido 72-2723. O más fácil de recordar: 722-723. Más tarde se antepondría el 4 pero las cifras ya eran parte de nuestra identidad.
El 17 de febrero pasado alguien comentó en el chat de vecinos que su línea fija no funcionaba. Ahí nos dimos cuenta que la nuestra tampoco y varios otros acusaron la misma novedad. Algunos ya se habían dado de baja.
 
Hecho por mí el reclamo a través de la web de Telefónica la respuesta fue que había inconvenientes con “equipos de cobre” en la zona, una sutileza eufemística para referir al robo de cables. Desde la ventana de la cocina de casa vi, entonces, hilachas del tendido mutilado colgando de un poste. Dejamos pasar un mes en la esperanza de que respusieran el servicio.
 
El segundo intento de reclamo fue derivado a un contacto al Whats App de la empresa. Eran las 12:24 del 17 de marzo. “Para ayudarte con tu consulta, voy a conectarte con una persona de nuestro equipo. Esto puede demorar un poco. Te voy a avisar por acá cuando llegue tu turno. ¡Muchas gracias!”. El turno llegó a las 18:24: “Hola Buena tardes! Mi nombre es Tamara, te voy a ayudar en todo lo que necesites. Podrías brindarme el numero de línea por la que consultas y nombre completo y DNI del titular Gracias! Te espero”. Le dije que se sentara a esperar o que volviera al día siguiente, que yo estaba ocupado. Y que demorar seis horas en responder me parecía una falta de respeto.
 
Increíblemente la respuesta fue: “Debido a la alta demanda de consultas, no llegamos a atenderte. ¿Nos das otra oportunidad para ayudarte? Escribí una de las siguientes opciones: Ver mi factura, Entrega de equipo o chip, Cómo entrar a la app Mi Movistar, Dar de alta mi chip. O quizás necesites ayuda con: Promociones, Desconocimiento de línea, Si tenés inconvenientes con un servicio, escribime una de estas opciones: Avería en mi línea móvil, Avería en mi línea fija. Si no es nada de eso y todavía necesitás hablar con una persona de nuestro equipo, escribí 'Soporte'. Si no, escribime 'Menú' y te cuento más cosas en las que puedo ayudarte”. Cualquier respuesta de mi parte habría sido una guarangada, así que opté por el silencio. 
 
Paralelamente hice la denuncia a Consumo Protegido (así parece que se llama Defensa del Consumidor) y el Enacom. En ambos casos respondieron con número de reclamo.
El día 26 a las 10:11 horas volví a la carga. Esta vez fueron más expeditivos. Luca me atendió a las 15:48 y me preguntó si mi reclamo se relacionaba con la línea desde la que me estaba comunicando (me dice el número). ¿No se dio cuenta de que yo chateaba desde un celular de Personal y no de Movistar, donde trabaja él?
 
Como paso siguiente me pidió una selfie con mi DNI en la mano y foto de frente y reverso del documento. Me dio miedo y no contesté. 
 
Luego de consultar con los vecinos que habían dado de baja su línea confirmé que ese es el procedimiento. Temerario. Terriblemente temerario e intrusivo. Pero mis vecinos siguen vivos, así que me resigné y al día siguiente reinicié mi reclamo y pedido de baja del servicio cumpliendo de entrada todos los requisitos y exponiendo causas y razones. “Todavía no puedo interpretar audios o imágenes, pero quiero ayudarte. Escribime tu consulta con frases cortas, que las entiendo mejor”. Esta vez la respuesta fue inmediata y mi réplica también, cumpliendo con lo pedido: “Quiero dar de baja mi línea fija 2214722723”. 
 
Ahora fue Analía quien me atendió y me ofreció “Migración tecnológica de telefonía + Banda ancha a FVOLTE”. Le reiteré mi escueto pedido, casi un ruego. Me dijo que en 48 horas se procesaría mi pedido. 
 
Finalmente la confirmación de baja de nuestra línea llegó el 1º abril a las 9:25. Y que pasarán a retirar el modem de internet que hace un tiempo me dejaron de prepo porque nunca lo pedí ni lo utilicé. Pasen cuando gusten, el perro es mansito.
 
Me pidieron que completara una encuesta de satisfacción. Les hice un favor: no respondí; soy educado.
… … …
Querido 722723, te vamos a extrañar. Tantas buenas y malas llegaron y partieron a través de vos… Treinta años. La pucha. No soy quinielero, pero juro que te jugaría.

 

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