A veces me pregunto cómo desarrollar una idea; cómo materializar un proyecto y que me de, no sé si de comer, pero al menos, unos mangos “para vicios”.
Fui editor de revistas, publiqué cinco libros más un breve (no sé si llamarlo prospecto, libelo o qué, pero era el proyecto de una historieta) y tengo una novela esperando entrar en prensa. Tengo programas de radio en You Tube y en Spotify. Me atribuyo haber desarrollado la primera luz aplicable a la bombilla de un mate (“Tembipé”) cuya patente naufragó en los remolinos burocráticos de la pandemia y desde hace catorce años combino agua tónica con yerba mate (“Ilex Tónic”, lo bauticé). ¿Y con eso, qué? Veamos.
La primera foto que acompaña este texto es del 8 de marzo de 2011. Se me había ocurrido mezclar agua tónica, a (Schweppes, tenía en casa) con mate cocido, ambos muy fríos, casi a punto de congelamiento, y el resultado me pareció muy agradable. Y empecé a convidarlo y a recomendarlo, ajustando las proporciones a gusto del consumidor, agregando alguna hojita de menta, también. Podría ir un poco de jengibre, pero soy hipertenso, así que lo descarté.
Un poco en serio y un poco en broma, no pocos me decían que lo patentara. Y yo me reía.
Hoy tenemos en el mercado “Mathienzo Tonic” (segunda foto), e los productores de la yerba de igual nombre. Claro; hay detrás de la idea especialistas en marketing, una empresa que respalda, gente que sabe mejor que yo cómo se hacen estas cosas.
Hoy hay en el mercado muchas opciones de luces para el mate. Ahora también hay agua tónica mezclada con yerba mate. Cosas que pasan, diría Larralde.
Si llegás a probarla, brindá con Mathienzo Tonic pensando en mí; te lo voy a agradecer. Yo tengo mi latita en la heladera, esperando que se enfríe bien, casi a punto de congelamiento, porque si se parece a la que hago yo desde hace catorce años, va a estar bueno disfrutarla.
08 mar 2025