lunes, 17 de marzo de 2025

Alguien recogerá el guante

 


         Pensar seriamente en el futuro de City Bell nos lleva a tener muy presente su pasado. Con 111 años de vida como comunidad, hemos tenido la dicha de beber nuestra historia de manera casi directa desde sus protagonistas, aquellos pioneros que hundieron sus pies en la tierra de lo que fuera la Estancia Grande de Jorge Bell.  Y de los hijos de aquellos fundadores que, por fortuna, aún comparten con nosotros la cotidianidad de la vida pueblerina.

 

         Fue en la década de 1990 cuando la aparición del semanario City Bell-Hechos&Personajes (una bellísima aventura periodística que perdura en el recuerdo) comenzó a remover la pelusa del tiempo acumulada sobre anécdotas, relatos, viejas fotografías y añejas publicaciones. Y seguramente que sin proponérselo, CB-H&P fue el disparador de una corriente de interés y de propagación históricos tanto en antiguos vecinos como en nuevas generaciones que eligieron nuestra comarca para asentar sus familias.

 

         Días atrás conversábamos sobre el pasado y el presente del pueblo con la periodista e ilustradora Cristina Ramos. En torno a la mesa de un café de moda ubicado frente a una de la casas centenarias de las calles 8 y 15 –hoy, albergue de una pizzería- al tiempo que discurríamos sobre la necesidad de no perder el pasado, ella consultaba acerca de los edificios relevantes que habría de incluir en un trabajo sobre las casas históricas citybellinas,.

 

         Quiérase o no, estamos en un tiempo de recambio generacional en City Bell. En un hipotético relevamiento vecinal, con seguridad hoy deben ser más los “nuevos” que los “antiguos”, los llegados en los últimos años que los “nacidos y criados”. Quienes caminábamos la treintena de edad cuando comenzó este proceso de contar la historia, seguimos siendo jóvenes pero con seis o siete décadas en nuestro haber y una larga lista de limitaciones en materia de salud. Es hora, incluso contra nuestra voluntad, de plantear el desafío, de arrojar el guante y rezar para que alguien lo recoja.

 

         Aún con ese mismo guante en nuestra mano, aún cuando no lo hemos arrojado todavía, nuestra interlocutora –que no es vecina de City Bell pero cada día lo ama más- entendió nuestra preocupación y la hace propia. Tenemos el pálpito de que esa mesa de café, escenario de esa conversación entre dos desconocidos preocupados por el futuro del pasado, acabará siendo el lugar de nacimiento de una nueva generación de guardianes de la historia.

 

         Cuando en torno al 10 de mayo próximo –conmemoración de la fundación de nuestra localidad- demos algunas charlas referentes a la efeméride y a la identidad local, la inquietud será planteada de manera abierta y frontal. Hay, además de la tradición oral, mucho material artístico y documental sobre el pasado de City Bell en busca de curadores y de valientes que se carguen al hombro el riquísimo pasado local, que no quiere ni debe perder su idiosincrasia y su identidad.

 

 

Guillermo Defranco

17 mar 2025

 Ilustración: edificios históricos de City Bell; cerámicas de María Elena Paunero

sábado, 8 de marzo de 2025

Cosas que pasan


A veces me pregunto cómo desarrollar una idea; cómo materializar un proyecto y que me de, no sé si de comer, pero al menos, unos mangos “para vicios”.

 Fui editor de revistas, publiqué cinco libros más un breve (no sé si llamarlo prospecto, libelo o qué, pero era el proyecto de una historieta) y tengo una novela esperando entrar en prensa. Tengo programas de radio en You Tube y en Spotify. Me atribuyo haber desarrollado la primera luz aplicable a la bombilla de un mate (“Tembipé”) cuya patente naufragó en los remolinos burocráticos de la pandemia y desde hace catorce años combino agua tónica con yerba mate (“Ilex Tónic”, lo bauticé). ¿Y con eso, qué? Veamos.

 La primera foto que acompaña este texto es del 8 de marzo de 2011. Se me había ocurrido mezclar agua tónica, a (Schweppes, tenía en casa) con mate cocido, ambos muy fríos, casi a punto de congelamiento, y el resultado me pareció muy agradable. Y empecé a convidarlo y a recomendarlo, ajustando las proporciones a gusto del consumidor, agregando alguna hojita de menta, también. Podría ir un poco de jengibre, pero soy hipertenso, así que lo descarté.

 Un poco en serio y un poco en broma, no pocos me decían que lo patentara. Y yo me reía.

 Hoy tenemos en el mercado “Mathienzo Tonic” (segunda foto), e los productores de la yerba de igual nombre. Claro; hay detrás de la idea especialistas en marketing, una empresa que respalda, gente que sabe mejor que yo cómo se hacen estas cosas.

 Hoy hay en el mercado muchas opciones de luces para el mate. Ahora también hay agua tónica mezclada con yerba mate.  Cosas que pasan, diría Larralde.

 Si llegás a probarla, brindá con Mathienzo Tonic pensando en mí; te lo voy a agradecer. Yo tengo mi latita en la heladera, esperando que se enfríe bien, casi a punto de congelamiento, porque si se parece a la que hago yo desde hace catorce años, va a estar bueno disfrutarla.

 08 mar 2025

sábado, 1 de marzo de 2025

¿Orgánica o agroecológica?

    



      La proliferación de nuevas marcas de yerba trajo aparejado que ya no alcance con pensar en yerba con o sin palo, fuerte o suave… Hoy también tenemos que tener en cuenta si es libre de gluten y si es orgánica o agroecológica.

La yerba, en sí misma, en tanto y en cuanto ciento por ciento hoja y palo de un vegetal como el ilex paraguariensis, no contiene gluten. La certificación garantiza que en todo el proceso de cosecha, secado, molienda, estacionamiento y envasado, no tuvo contaminación cruzada con gluten de ninguna clase o elementos que eventualmente contengan gluten o estén “corrompidos” por ellos. Un ejemplo sería que el pegamento con que se cierra el paquete contenga derivados de trigo, avena cebada o centeno.

Muy diferente es el tema de la yerba proveniente de cultivo agroecológico u orgánico. En ambos casos estamos hablando de lo mismo: plantas cultivadas sin ayuda de fertilizantes ni insecticidas de tipo químico y artificial. En tal caso, recurren a los descartes de la cosecha tales como palo, hojas de poca calidad y polvo resultante de las diferentes etapas del proceso de elaboración. Lo pudimos comprobar en el Establecimiento San Nicolás, elaborador de Lapacho Rosa en Apóstoles, Misiones: en un sector apartado del yerbal se apilaba palo y polvo, camino a convertirse en compost para abonar las plantas en la siguiente temporada.

Solemos leer en los envases de yerba “estacionamiento natural” en la creencia de que eso garantiza que no se ha aplicado agroquímicos en su cultivo, cuando lo que está indicando es simplemente que su estacionamiento no fue acelerado con cámaras especiales de aclimatación que acortan los tiempos que el producto está en depósito, esperando alcanzar su punto justo.

Pero, ¿Qué diferencia lo agroecológico de lo orgánico? Un sello que lo certifica y debe tramitar y abonar el productor a través de auditoras privadas. Por tanto, cuando un producto asegura en su etiquetado que es “agroecológico”, debemos confiar en la palabra de quien lo elabora. Si lleva certificación de “orgánico”, la confianza debemos ponerla en quien cobró el servicio de certificarlo.

          01 mar 2025

domingo, 23 de febrero de 2025

La yerba y su polvo

 El sábado 18 pasado, David Kohler en su programa por @fmradiovox de Quilmes, abordó acerca del polvo de la yerba mate. Consultó conmigo, y este fue el resultado:

Logo

Logo
Principal